Un ano máis reproduciuse en Padrón o lamentábel espectáculo da tourada de Pascua, baseada na tortura e a morte de seis animais. A tradición non pode servir de pretexto para encubrir a máis elemental crueldade, e por moi concorrido que fose o acto segue a ser unha minoría da poboación a que acode e apoia as touradas no noso País.
Si bien es una tradicion, no todas las tradiciones son buenas, ni razonables, no que el insitinto ni las constumbres humanas puedan ser razonadas. Pero en este caso, la belleza de la danza se pierde con el tratamiento brutal del toro. Si un hombre siente la necesidad de medirse con un toro, debería medirse de igual a igual, supliendo la fuerza con rapidez e inteligancia. No inteligencia para debilitar o matar , sino la inteligencia respetuosa que es capaz de apreciar las cualidades de cada quien, inlcuyendo eso al toro, que es noble, fuerte y su instito le permite aprender rapidamente los movimientos del hombre que se le mide con imprudente soberbia. Que sea el hombre el picado es solo justicia poetica, con el horror que puede ser la poesia y lo implacable que puede ser la justicia.
ResponderExcluirBRAVO MANU!!!!!!